Descubre Altea navegando en llaut, la barca de la mediterranía

La historia de la bahía de Altea y de sus gentes vive necesariamente ligada al llaut. Y es que, aunque  el mundo marinero ya no es el mismo, a la vuelta de la esquina queda el tiempo en el que esta embarcación fue la protagonista principal de la vida en la mar. Y no solo de nuestra querida bahía, sino de todo el Mediterráneo. Testimonio de esto es la historia de un pequeño llaut llamado San Francisco. Un llaut de trasmallo que faenó la bahía de Altea generación tras generación.

Viçent Mulet, su último dueño (junto a su hermano Diego), recuerda perfectamente su historia: “Mi padre tenía un llaut de trasmallo que ya había sido de mi abuelo. Yo lo heredé junto a mi hermano a la edad de 35 años. Corría el 1948-49, pero ya antes recuerdo la playa repleta de llauts. Mi padre me contaba historias relacionadas con el llaut de cuando él era un chiquillo, y nació en 1910. Así que imagina.”

El San Francisco data de finales de 1800. Era un llaut de madera y forma alargada, tan bonito que se le apodó El Brillante, incluso siento él viejecito. Lucía tres tonos. El folio era blanco, la patente roja y la parte superior gris. Hasta que finalmente fue solo de color blanco. Un barco destinado únicamente al trabajo, como por entonces era natural. Seis metros y medio de eslora fueron suficientes para recoger la esencia de la vida en el mar y sus gentes durante tres generaciones.

Cuando todo eran llauts en la bahía de altea

Y es que “llauts han habido todo la vida”, pero no de recreo, como los conocemos ahora. “El Llaut era un artículo de trabajo ¡Y mucho cuidado con romperlo! Nosotros siempre lo teníamos muy bien atendido. Por ejemplo, en verano, cuando no se trabajaba, para que el sol no lo estropeara se cubría de algas y se mojaba a menudo. Los llauts de antes no eran adecuados como los de ahora, una racha de viento podía volcarte, y no había telefonía, aunque la gente de la mar siempre estaba pendiente de quién entraba o salía. Hoy se puede ir a pescar de traje. Entras en el puente de una barca de pesca actual y no sabes si estás en una nave espacial. Vamos, que la gente que sale a pescar ahora ya no sale a sufrir como ocurría antes”, concluye Viçent entre risas.

La actualidad de esta embarcación es un hecho: está viva, pero tiende a desaparecer. Y cada vez es menos frecuente verlos en el mar. Una realidad que empezó con la llegada de las nuevas lanchas. Un cambio que Viçent recuerda se dio de manera sorprendentemente rápida. “Sencillamente, los llauts se echaron a perder porque ya no valían para nada. No podían competir con la llegada de los nuevos barcos. Y fueron muriendo en la playa desatendidos, y desechos por los rayos del sol”.

El mundo rural se desvanecía junto a ellos, símbolo del tránsito a los nuevos tiempos. Se cerraba un episodio en el que el llaut había sido la estrella principal, para pasar al siguiente, donde el mundo náutico comenzaba a adoptar la forma actual. Así fue como El Brillante navegó durante un siglo por la bahía de Altea junto a otros llauts. Un tiempo que parece lejano y que sin embargo está a la vuelta de la esquina del pasado.

Buena travesía y larga vida al llaut.

Agradecimientos a Viçent Mulet y a la Cofradía de Pescadores de Altea por las fotos y colaboración

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